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El debate necesario de la izquierda | Paula Fernández

Ha pasado un año desde que los socialistas perdimos las elecciones generales en este país y seis meses más desde que las perdimos en Castilla-La Mancha, y, excepto en Andalucía o en Asturias, nuestros resultados electorales han ido de mal en peor, los últimos en Cataluña.

Y ante esta situación no estamos reaccionando con la debida contundencia. La autocrítica necesaria por los errores cometidos no pueden ser mensajes ambiguos como “hemos cometido muchos errores”, hay que realizar una renovación del partido”, hay que escuchar más a los ciudadanos”… No dejan de ser un mero ejercicio de contrición cristiana.

Si queremos que los progresistas desencantados, que nos han dado la espalda, vuelvan a confiar en nosotros y vuelvan a elegir la papeleta socialista, hay que reconocer abiertamente cuáles han sido los errores cometidos, cuáles fueron las respuestas equivocadas a los problemas planteados durante la crisis y cuáles son las rectificaciones necesarias a esos desaciertos, para que los y las ciudadanas sepan que no los vamos a defraudar de nuevo.

Y todo lo anterior sin olvidar los éxitos de los gobiernos socialistas, porque también es necesario recordar que la mayor parte de las conquistas sociales de este país se han conseguido con gobiernos socialistas. El gobierno de Zapatero, hoy tan denostado incluso por algunos socialistas, aprobó leyes y tomó decisiones que han marcado una dirección de la cual será muy difícil dar marcha atrás, a pesar de los intentos del actual gobierno del PP.

Desde la retirada de las tropas de Irak, esa guerra injusta de la que parece nos hemos olvidado, hasta la aprobación de la Ley de Igualdad, la Ley de Dependencia, la Ley contra la Violencia de Género, la aprobación del matrimonio homosexual, la ley antitabaco o la Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Hasta, en otro orden de cosas, aunque no menos importantes, la revalorización de las pensiones mínimas entre 2004 y 2011 en más de un 40% de media (entre un 28,3% y un 81,25%), el incremento de las becas, el aumento significativo de los presupuestos para investigación y desarrollo o el cambio sustancial en la política informativa de la televisión pública que se convirtió en una televisión independiente y plural.

¿Y cuáles fueron a mi juicio las decisiones equivocadas? La primera de todas fue aquella absurda teoría de que “bajar los impuestos es de izquierdas”, porque la verdadera política de izquierdas se hace con una política redistributiva de los gastos y desde luego nunca mermando los ingresos del Estado.

Se eliminó el impuesto del patrimonio, se redujo el impuesto de sociedades, no se luchó con toda la contundencia necesaria contra la especulación y el fraude fiscal, y, aunque la burbuja inmobiliaria fue una consecuencia directa de los cambios normativos del ejecutivo de Aznar, como ayer mismo explicaba en el Congreso el presidente de la Asociación española de banca (AEB), desde el PSOE no supimos desinflarla a tiempo para evitar las graves consecuencias que hoy padecemos.

Y una vez que estalló la crisis, la verdad es que el gobierno ya tenía poco margen de maniobra, es posible que sea necesario reducir el déficit y evitar una quiebra bancaria, pero el gobierno socialista volvió a elegir el camino corto, el aumento del IVA, el recorte de sueldo a los funcionarios, la reforma laboral que recortaba derechos a los trabajadores, y cuando comenzaron los desahucios por el impago de hipotecas el gobierno socialista rechazó tomar medidas que paliaran ese drama social.

Nos equivocamos y no será fácil superar el recuerdo que estas decisiones han dejado en los que nos votaron. Sólo hay un medio para lograrlo y es hacer propuestas que no se resignen ante las políticas de derechas que han regido el país desde los comienzos de la crisis.

Se trata de que miremos de nuevo a nuestra izquierda, esa izquierda moderada que se corresponde con un partido socialdemócrata.

Se trata de que empecemos a trabajar con rigor en un programa participativo, donde puedan verse reflejados todos aquellos votantes que quieren acabar con los recortes innecesarios e injustos, que creen en la aplicación de la progresividad fiscal como única vía para aplicar una justicia redistributiva, que creen que la austeridad por la austeridad nos lleva a la destrucción de empleo y al incremento de las desigualdades.

Hay que avanzar en la trasparencia de las instituciones y no tiene que darnos miedo abrir el partido a los ciudadanos, para democratizar el debate y la participación. El despotismo ilustrado del s. XVIII no es compatible con la sociedad del conocimiento del s. XXI.

Después de 35 años nuestra democracia debe estar lo suficientemente madura para que no tengamos miedo a la reforma de la ley electoral que permita listas abiertas.

Estoy segura de que si somos capaces de explicar con claridad nuestras propuestas de futuro conseguiremos de nuevo la confianza de los electores. No podemos defraudar a los siete millones de ciudadanos que nos dieron su confianza el pasado noviembre y esperan que recuperemos la mayoría de nuevo para dejar lejos a un Partido Popular que se está atreviendo a resquebrajar los principios básicos de convivencia que han caracterizado nuestra joven democracia.

 

One thought on “El debate necesario de la izquierda | Paula Fernández”

  1. Sin duda alguna los mejores cinco minutos que he podido invertir hoy 17 de diciembre, que puedo decirte o añadir Paula, que estoy muy de acuerdo con todas las palabras que expones en este artículo. Creo que es el momento de poner en marcha todo lo que dices, pero si es cierto, y si me permites una pequeña discrepancia si la fuere, porque creo que no la es, pero para salir de dudas en el segundo párrafo «con lo de renovación del partido», para mi en lo que atañe a renovación, pienso que el partido está muy bien como está, me refiero, ni re-fundaciones, ni historias para no dormir, lo que pienso que hay que renovar son las viejas glorias del PSOE, que no ven que el PSOE se hunde poco a poco y no se van de la butaca de las patas de oro.

    En Inglaterra hay un dicho popular «Lo que funciona bien, no tocar» ejemplo de su metro, pues eso digo yo, lo que funciona bien no tocarlo como es nuestro partido, como es nuestro ideal, ahora lo que no funciona bien, como son los lideres desgastados por el paso del tiempo, o por la impopularidad de medidas erróneas en el pasado…, eso si debe de cambiarse, es por ello, que reivindico YA primarias, aunque si te soy sincero pediría un Congreso Extraordinario.

    Insisto una vez más Paula, grandes y sinceras palabras que debemos mostrar a los ciudadanos.

    Un saludo.

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