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Estamos hartos | Paula Fernández

Un día sí y otro también nos despertamos con noticias económicas que sirven para justificar la política de recortes que nos imponen los neoliberales.

Para más confusión un día se dice blanco y al siguiente lo contrario, un día hay que seguir recortando como única solución y al día siguiente hay que moderar los recortes porque la “medicina está matando al enfermo”.

Estamos hartos de esos gurús de la economía que pretenden convencernos de que sus previsiones son verdades científicas e incuestionables  y no hay otras alternativas para la salida de la crisis que aplicar sus reformas.

Nos repiten incansablemente que los niveles de bienestar que hemos logrado no son sostenibles, que es necesario que recibamos menos prestaciones, peor educación pública, peor atención sanitaria, peor salario, peores prestaciones por desempleo; alegan siempre que tenemos que ser más austeros, traducido al castellano, más pobres.

Privatizan la sanidad y la educación mientras reflotan con fondos públicos los bancos  e intentan rebajar la progresividad de nuestro sistema fiscal.

Estamos hartos de que este gobierno se ria de nosotros y aproveche esta crisis para aplicar su programa oculto, y en menos de dos años haya conseguido que los más desfavorecidos y las clases medias carguen con todos los efectos negativos de la crisis.

Ahora cuando los efectos de la Reforma laboral son más que evidentes, cuando alcanzamos la cifra histórica de un 27,16%, lo que significa que 6.202.700 personas se encuentran en situación de desempleo, que la cifra de ocupados es la más baja de la última década, estamos hartos de que nos digan que sin la Reforma los datos serían aún peores.

Si el objetivo de la Reforma era poner fin a la destrucción de empleo, la cifra del 27,16% de parados certifica un estrepitoso fracaso, si además sumamos a esto la disminución de la población activa y el aumento del número de hogares con todos sus miembros en paro.

Pero ¿era posible esperar otros resultados cuando en plena crisis se abarata el despido?, con este balance parece evidente que la reforma ha sido un fracaso; ahora bien si los objetivos de la reforma eran otros no declarados como desbaratar las relaciones laborales, facilitar los despidos, devaluar los salarios, entonces la reforma ha sido un verdadero éxito y sólo así se entendería que destacados miembros del Gobierno afirmen que se están cumpliendo los objetivos.

Estamos hartos de que nos mientan y estamos convencidos de que otra política es posible, estamos convencidos de que un pacto social por el crecimiento y las reformas dará mejores resultados que los recortes que nos han impuesto.

Nuestro país cuenta hoy con sectores industriales punteros que hay que promover e internacionalizar, como son el sector de las Energías renovables, el sector aeroespacial o todo lo relacionado con las tecnologías de la comunicación o la biotecnología. Una apuesta por la inversión en I+D+i debe ser nuestro pasaporte para la salida de la crisis.

Y mientras esperamos a que la economía despegue, en el cortísimo plazo no podemos olvidar la solidaridad y la justicia social, que no es lo mismo que la beneficencia o la caridad, no podemos abandonar a los que lo han perdido todo, por lo que es imprescindible reivindicar planes de empleo inmediatos de las administraciones públicas para garantizar la supervivencia de los que han perdido todo.

 Paula Fernández Pareja.

 

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