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¿Hay lugar para la esperanza con los datos del paro? | Paula Fernández

Hace poco más de diez días, el 26 de octubre, conocíamos los terribles datos en materia de empleo y de paro que arrojaba la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al tercer trimestre del año. El lunes se publicaban los datos del paro registrado durante el mes de octubre, ambas estadísticas son desoladoras y ponen de manifiesto desgraciadamente la evolución negativa tanto del empleo como del desempleo en nuestro país, y en nuestra comunidad autónoma, sin que se perciba ningún atisbo de mejoría como insinuaba la ministra Báñez al conocerse los datos de la EPA.

En octubre continúa la destrucción de empleo y el incremento del paro, y esto viene motivado fundamentalmente por la política de ajuste de la economía, y en buena medida por el recorte del gasto de las AAPP, que unido al nuevo marco regulador de la reforma laboral está facilitando el despido de trabajadores.

La realidad es tozuda y los datos contundentes, en octubre tenemos 128.000 personas más inscritas en las oficinas de empleo, lo que sitúa el número de parados en 4,83 millones, un 2,73 % más que el mes anterior.

En nuestra comunidad, con Mª Dolores de Cospedal, campeona nacional en la política de recortes, también somos campeones en el crecimiento del paro, ya son 256.026 los castellano-manchegos que están sin empleo, 16.791 más que el
mes anterior, lo que supone un crecimiento del 7,02% respecto a septiembre, más del triple que en el resto del país. Hay que remontarse a 1999 para encontrar un incremento del paro semejante al de este mes de octubre.

El paro sube en todos los sectores y en todas las provincias de nuestra comunidad, pero nuestra provincia, Ciudad Real bate un triste record, el paro ha subido en 7.133 personas, situándose su número en 67.433, lo que significa 67.433 dramas personales de quienes buscan un empleo y ni lo encuentran ni tienen expectativas a medio plazo de encontrarlo.

La cifra de hogares en que todos los miembros se encuentran en paro, junto a la pérdida de prestaciones, agrava hasta niveles dramáticos la situación social a la que se enfrentan muchas familias españolas.

Muchos de ellos están soportando una de las peores consecuencias de esta situación, como son los desahucios de sus viviendas, personas que son privadas de su hogar, sin atender a ninguna circunstancia y que en muchos casos agravan una situación ya de por sí terrible.

Algo que, de otro lado, pone de manifiesto un fuerte contraste con las preocupaciones que parecen centrar la acción del gobierno: todo el dinero público es poco para ayudar a las entidades financieras que, sin embargo, desalojan a las personas de sus hogares.

Ante esta situación, es necesario un cambio inmediato de política económica que suprima las políticas basadas en la austeridad a ultranza que están hundiendo por completo la economía y el empleo, y que devuelva a nuestro país a la senda del crecimiento y de la recuperación del empleo, así como una modificación de la regulación laboral que no fomente el ajuste de las empresas y las Administraciones públicas a través de los despidos.

Es preciso detener este desastre inmediatamente. No podemos engañarnos ni dejar que el Gobierno engañe a la población, no es la crisis económica la que está forzando las medidas puestas en marchas por este gobierno, es la ideología
conservadora la que está detrás de las actuales políticas que están llevando a la destrucción del tejido productivo y social.

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